Yo también lo soy. Desde hace 16 años mis fines de semana no son míos completamente, ya sea por ensayos, presentaciones en la iglesia. Uno, dos, tres, cuatro servicios en un mismo fin de semana, muchos años sin descanso semana tras semana. Sé lo que sientes.
Hoy quiero empezar esta serie de consejos para músicos. No soy un gurú de la alabanza y la adoración, soy un joven que como tu ama a Dios y disfruta servirle.
- Define tus prioridades: Conozco muchísimos músicos que sirven cada semana, dejando de lado almuerzos familiares, responsabilidades académicas, incluso el descanso personal que es tan necesario. No porque toques siempre estás más cerca de Dios, también es necesario compartir tu tiempo con las cosas que son importantes. Hace unas semanas una joven se acercó y me dijo que su mamá estaba molesta porque la chica sólo pasaba en ensayos, clases bíblicas, reuniones de oración, etc. Le pregunté qué opción veía y me dijo “restar mis horas de iglesia para pasar con mi familia”. Ella estaba en lo correcto. Se que amas servir y estar en tu iglesia, pero tu familia es tu primera iglesia y tus estudios son una herramienta que debes valorar y administrar.
- Deja de decir que “aunque no somos los mejores, lo hacemos de corazón para Dios”: Si tuvieses una cirugía y el doctor te dijera “Jimmy debo comentarle que no soy tan bueno con las cirugías pero lo hago con mucho cariño y amor” ¿dejarías que esa persona lo haga? ¡Ni loco!. Aún así es lo que muchos hacen semana tras semana con aquella frase trillada de “Aunque no somos los mejores lo hacemos de corazón para Dios”. Está bien que no seas el mejor durante tus primeros años porque te estás preparando, pero no escondas la mediocridad y falta de educación tras un supuesto manto de humildad.
- Los talentos son para pulirlos, no para admirarlos: Durante mis primeros años como músico viví de la adulación por mi talento musical; era un adolescente y a la gente siempre le admira mirar a un jovencito tras un instrumento. Dejé que la gente admire mi talento y olvidé pulirlo. Años después me di cuenta que había perdido mucho tiempo en el que pude perfeccionar lo que Dios me había dado. No pierdas el tiempo coleccionando aplausos, invierte cada día en crecer como músico. Dios te dio un don, debes ser responsable con él.
- La iglesia no es una tarima: Conectas tu instrumento, subes el volumen, empiezas a tocar y esperas los gestos de admiración de la gente por lo bien que tocas. Con el debido respeto, todas esas personas esperan encontrarse con Jesús, no seas un estorbo entre Dios y ellos por tu afán de fama, por tu exceso de volumen en tu instrumento o porque hoy te vestiste como tu artista favorito.
- Recuerda que no eres el mejor, y camina hacia serlo: ¡Oh, que ofensivo es pensar que hay otros mejores! Para muchos la idea es grosera, atenta contra su don, pero es la verdad. Campeón, no eres el mejor en lo que haces. Querida chica de la voz angelical, eres muy buena, pero hay voces mil veces mejores. ¿Y entonces? ¿Nos deprimimos por eso? ¡No! Empieza a perfeccionar lo que tienes, no cometas el error de creer que no hay nadie mejor que tu. Ten la humildad de acercarte a otros y preguntar “¿cómo hiciste eso? ¿Podrías enseñarme?” No dejes que tu orgullo y ego te impidan crecer y valorar el talento que otros han desarrollado.